Esta película debería ser una obligación para ver, y la excusa perfecta para hacerlo está en esta semana teniendo en cuenta un poco el contexto religioso que tiene esta película, personalmente no soy una persona muy cercana a la religión pero eso tampoco impide que sea un deber verla, ya que de hecho también se convierte en un tema de interés histórico.

 

Las tres nominaciones que recibió a los Oscar de este año realmente las tenía merecidas porque sinceramente, tiene un guión increíble, su protagonista (Jonathan Pryce) se hizo un papelazo, y Anthony Hopkins tiene un papel secundario que por momentos se hace también protagónico y eso le da una trascendencia fantástica.

 

El resumen: es la historia en la que se explora la estrecha relación entre el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco, dos de los líderes más poderosos detrás del Vaticano que deben afrontar sus propios pasados, además de asumir las demandas del mundo moderno para construir un nuevo camino para la iglesia católica.

 

Una película polémica que intentó revelar lo secretos o por lo menos el proceso de uno de los eventos más sincréticos dentro de la iglesia, la elección de un nuevo Papa. La historia empieza con la muerte de Juan Pablo II y por lo tanto el trono de San Pedro vacío esperando por un nuevo líder, que estuvo según la película entre Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) y Jorge Bergoglio (Francisco), cabe aclarar que esta película está basada en muchos sucesos reales pero claramente tiene otros que son traídos de la ficción, sin embargo, fue precisamente esa duda de que es cierto y que no lo que generó tanta polémica.

 

Resulta que en esta película se muestra una cara más humana de lo que sucede tras esa importante y pesada responsabilidad que es el ser Papa, y aunque intenta tener como núcleo o protagonista al Vaticano y el papado, se convierte en una radiografía de la vida del Papa Francisco cosa que no molesta en absoluto.

 

El único punto malo que yo podría darle es el de ponerle ese enfoque personal pero que lo abandone por momentos, para mí sería fantástico haber mostrado también un poco más a detalle la vida de Ratzinger. A pesar de ese diminuto contra se lleva el micrófono con toda dignidad.

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Escrita por: Laura Ramírez Castañeda